Guía para evitar el Síndrome del Impostor durante la residencia médica

Síndrome del Impostor

El camino de la salud es uno de los más extensos que existen por todos los conocimientos que se deben adquirir. En este caso, egresar de la universidad no significa que sea el final del camino porque se puede prolongar la formación al cursar una especialidad. Aunque un problema bastante común es desarrollar el Síndrome del Impostor, ¿sabes qué es y cómo lo puedes prevenir?

Para empezar, lo primero es conocer una definición general. De hecho , de acuerdo con un estudio de la revista Family Medicine es uno de los trastornos que más ocurren entre los estudiantes de Medicina y muchas veces ni siquiera se dan cuenta.

De manera simple, el Síndrome del Impostor se utiliza para describir a las personas que no logran atribuirse sus propios éxitos y logros. Son quienes tienen una baja autoestima y asumen que todo lo positivo que pasa en sus vidas es por factores ajenos, coincidencias o suerte.

Por lo anterior, le tienen miedo al éxito y cuando llega asumen que será pasajero porque en cualquier momento ocurrirá algo que lo interrumpirá. Aunque sean personas capacitadas a nivel emocional no se sienten listas para triunfar.

Con esto en mente, si en tu caso ya lograste convertirte en residente debes tener claro que todo fue gracias a tu esfuerzo. No fue una coincidencia ni una situación fortuita y nunca debes dudar de ti mismo.

¿Por qué se genera el Síndrome del Impostor?

A raíz de la insatisfacción también se desarrollan cuadros de ansiedad, depresión y agotamiento. Eso impacta de manera severa en la salud mental de los aspirantes a médicos.

Otra de las posibles causas del problema se encuentra en las elevadas exigencias que recibe una persona y por eso puede ser tan habitual entre los profesionales de la salud. En ocasiones son vistos como los responsables de la vida de los pacientes y eso genera que descuiden su propia integridad. Mientras que la alta competencia que persiste dentro de la carrera también provoca que no sean conscientes de los logros propios y piensen que son causados por factores externos y no por ellos mismos.

Consejos para evitar el Síndrome del Impostor

Antes que nada recuerda que tú eres tu primer paciente. Para poder atender y hacer sentir bien a otras personas primero tú debes estar en perfectas condiciones. No solo se trata de tu salud física sino también la emocional. En ocasiones lo que no se ve es lo que más daño causa.

Con esto en mente, date la oportunidad de sentir amor, cariño y recibe los cumplidos. Te mereces todos los del universo. Recuerda que no eres tus éxitos, no eres tu físico, no eres tus errores. Haz un ejercicio de análisis, honestidad y conciencia personal para responderte lo siguiente: ¿Qué es lo que te hace valorar a otros?

Hay mucho por desaprender, y un ejemplo de ello son las ideas erróneas que tienes de ti mismo. Pon atención a tus pensamientos cuando te lleven a lugares obscuros o que no te enaltecen, que te hagan compararte con otros, a minimizar tus acciones, a hacerte sentir ansioso. Tú no eres tus pensamientos, observa con mayor objetividad y analiza más y mejor la realidad.

Aunque le duela al ego, reconoce que eres humano y que, por lo tanto, no eres perfecto. Habrá cosas que no podrás resolver tal cual a ti te hubiera gustado; sin embargo, utiliza esos momentos para apoyarte en otros. Encuentra contención con gente de tu confianza, echa una mirada a tu interior para conocerte mejor en esos instantes de incomodidad. Los errores no condicionan tus aciertos, pero sí te ayudan a aprender.